sueños

Ilusiones.

Fantasías.

Temores.

Perdida tras ensoñaciones,

extraviada tras espejos.

¿Veo a los demás?

¿O tan sólo mi propio reflejo?

Entropía.

Dispongo de menos energía.

Divago.

Mi cuerpo me habla:

dolores,

picores,

alergías,

sarpullidos.

¿Presto atención?

Ante un cambio en mí vida.

A veces me aferro a ensoñaciones,

otras alimento pesadillas.

¿Me doy cuenta?

¿Veo lo que quiero ver?

Me engancho a esa inercia,

incapaz,

no veo más allá de mí nariz.

¿Me pierdo tras narcisos espejismos?

¿Observo la dinámica de mi mente?

Imagino mi mente como un basurero.

Años y años,

acumulando retazos de vida,

alegría,

dolor,

angustía,

ira,

carencias.

¿Puedo observar su frenética danza?

Neurótica,

‘loca’ por tener la razón,

enajenada,

fuera de control,

  empuja a los demás,

 intentando mantener mi status quo.

Y desde allí:

¿Manipulo?

¿Invado?

¿Seduzco?

Me agoto.

Todo por sostener una imagen.

Una ilusión.

¿Qué pasa si dejo caer el castillo de naipes?

¿Qué pasa si no me esfuerzo?

¿Qué pasa si dejo de hacer?

Hoy dejo de trabajar.

Hoy quiero ser.

Hoy quiero vivir.

Me libero de todo lo que  fui.

Me libero de todo lo que soy.

Me libero de todo lo que seré.

Ilusiones.

Fantasias.

Temores.

Se tornan invisibles,

ingrávidas,

vuelan.

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